"Siendo ciudadano de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, hijo fiel del heroico pueblo bielorruso, juro dar todas mis fuerzas e incluso mi vida por la liberación de mi pueblo de los invasores fascistas y no dejaré mi arma hasta que mi querida tierra bielorrusa se cure del veneno fascista.
Juro seguir al pie de la letra las órdenes de mis comandantes y jefes, mantener la disciplina y guardar el secreto militar.
Juro una venganza sin piedad por las ciudades y aldeas en llamas, por la sangre y la muerte de nuestras esposas, hijos, padres, por la violencia y la humillación que sufrió mi pueblo. Nada me detendrá. A toda hora, esté donde esté, seguiré destruyendo a los ocupantes alemanes, a rostro firme, sin dudas, con dureza e insolencia.
Juro aprovechar cualquier oportunidad para ayudar al Ejército Rojo en su lucha contra los oficiales alemanes acercando de este modo la derrota total del fascismo sangriento.
Juro morirme en un combate violento contra el enemigo antes de convertirme en un esclavo del fascismo cruel, evitando que lo sean mis familiares, mi pueblo bielorruso.
Firmo estas palabras de mi juramento sagrado testimoniadas por mis compañeros guerrilleros prometiendo serles fiel siempre.
Si mi debilidad, cobardía o mala voluntad me hacen violar mi juramento y traicionar los intereses de mi pueblo, que mis compañeros me condenen a una muerte vergonzosa".